jueves, 29 de diciembre de 2011

Una buena manera de cerrar el 2011

Escribo este post, apurando las palabras, para que no me gane el 2012. No vamos a hacer balances, pero a la vez ver a En Budapest y a sus recomendados en una guía de turismo, bien podría ser una buena manera de cerrar este año. Y de decirles gracias por leerme. Leerme en silencio, o leerme y dejarme un comentario, o leerme y mandar un mail. Y que espero que alguna de mis respuestas a sus consultas los haya ayudado a armar su viaje (o, al menos, no los haya confundido más!).
Les paso entonces un resumen en español de algunos de los recomendados que salieron en la guía de Budapest de Electronic Beats. Una guía muy cool, que de tan cool no se muy bien donde se puede encontrar. Pero por las dudas aca pueden ver la version completa de mis recomendados. Y prometo volver con algunas otras cosas de esta guía, que tienen muchos consejos y lugares para ir sin falta. Ya estoy armando mi lista, sobre todo para ver algunos nuevos lugares de diseño.
Si vienen leyendo el blog desde hace casi dos años (dos años, increíble), algunas cosas les van a sonar. Y otras fueron saliendo de forma espontánea, durante la entrevista con Andras. Hablando de eso, que raro es estar del otro lado del grabador....


Rincones secretos
Gul Baba. Una callecita entrañable en Buda.

Puente de las cadenas. Si se fijan bien, hay un caminito que sube hacia el castillo, y de paso pueden simplemente sentarse arriba del tunel y tener una vista panorámica super interesante.

Tranvía Nº2. No me canso de repetirlo, pero por el módico precio de un billete de tranvía normal, pueden hacer un genial recorrido turístico. De paso, si vienen para las fiestas, pueden subirse al vagón navideño.



Escapadas del cemento, pero cerquita

-Normafa. En otoño, para sentir las hojas crujir. En invierno para jugar con la nieve y comer retes. O, en mi caso, tomar un té y hacer la tarea de metodos cuantitativos para mi nuevo Master, calculadora en mano.

-Margitsziget. Picnic con amigos al lado de la fuente musical. O, para los que gustan, una genial pista para correr bordeando la isla.


Cycle Renaissance

-Salgan a pedalear. Si tienen suerte, la gente de Cycle Chic estará ahi para retratarlos.

A comer afuera!

-Koleves, claro. Castro tambien (aparte, tiene uno de los mejores cafe helados de la ciudad). Para comida china, nada mejor que Wang Mester que por suerte tambien llega a casita gracias al delivery. Y Ket Szerecsen.

Ese es un pequeño resumen de algunos recomendados. Pero ustedes, lectores del blog, saben que la lista sigue y sigue.

Gran 2012! Nos vemos el año que viene.... :)

sábado, 26 de noviembre de 2011

La torta del año


Hace casi dos años que hago este blog...y ahora me vengo a enterar? ¿Cómo nadie me avisó antes? Así, como al pasar, mi amiga Ngila llegó a casa con un paquete. "Compré torta", me avisó mientras abría la heladera. "Creo que una es la torta de Hungría, la que eligieron este año", me dijo asi como al pasar.

-La qué? (Bueno, en realidad la charla fue en inglés, asi que fue más bien un "what?"?)
-La torta del año. Bah, creo, porque es una torta medio extraña y con durazno. Y creo que la torta que ganó este año era así.
-(Silencio) - (Cara de no tengo idea de que me estas hablando, pero si de comida se trata, y estamos en Hungría, todo puede ser).
-Todos los años organizan un concurso. Se presentan distintas opciones de tortas. Una gana, se lleva el premio, y después las otras casas de repostería pueden usar la receta y prepararla. La del año pasado fue genial. Vamos a ver tal la ganadora del 2011.

Después de semejante revelación, no quedó otra cosa que echar mano del amigo Google para, uno, leer un poco más al respecto y, dos, sacarnos la duda si la torta que estabamos a punto de atacar era la premiada o sólo una normal sin pretensiones.

Y, uno, todo lo que me dijo Ngila es verdad. Según se lee en la página oficial, este es el quinto año consecutivo en que se organiza la competencia. Parece que no sólo participan resposteros, sino también "amas de casa ambiciosas". Lo que se busca son recetas innovadoras y creativas que representen los sabores de Hungría y que estén conectadas de alguna manera con el día nacional (20 de agosto).

Este año la torta es ganadora es una con un relleno de durazno, sobre la que pueden leer más acá. Y, dos. Sí, finalmente comimos la torta del año. Rica, pero no nada tan especial. Sobre todo comparado con la otra que comimos: una torta de arroz. Otra novedad para mí. Basicamente el viejo y querido arroz con leche, pero hecho torta. Para mi, esa fue la torta del año.


PD: Claro que para tener la palabra final habría que probar la versión original, y no una de las copias ;)

Probaron las otras tortas ganadoras? Recomiendan alguna en especial? Alguien probó la original? :)

viernes, 18 de noviembre de 2011

La Plaza: Cocina de autor en Budapest

Cuando uno sale a explorar Budapest se encuentra con muchas cosas en el camino. En este blog siempre intento reflejar un poco de todo. Y un poco para todos. Y esta vez gracias a la invitación de la gente de La Plaza Restaurant vamos con un post "de luxe".
La Plaza es un restaurante que está en el flamante hotel Iberostar que se suma a la tendencia de cocina de autor. Y también a esta nueva idea de cocina molecular. Abrió hace pocas semanas de la mano de Juan Carlos Gonzalez, un cheff con un nutrido curriculum que incluye ser parte de las famosas huestes de El Bulli. Para quien no lo conoce, El Bulli es uno (o mejor dicho era uno), de los mejores restaurantes del mundo. Para comer allí había que reservar con meses (o quizás un año) de anticipación. Y también era famoso por convertir a la cocina en un laboratorio químico en el que se probaban distintas mezclas.
Esa impronta se siente en La Plaza. Cuando me iban trayendo distintas tapas aparecían todo tipo de sabores, texturas y presentaciones. Pero todo tomó otro sentido en la sobremesa, cuando Juan Carlos se vino a sentar conmigo y a explicarme algunos de los secretos. "Yo no vengo a hacer la cocina del Bulli porque para eso necesitas un equipo de 40 personas", arranca. Pero aclara que a la vez siempre busca "un guiño, algo divertido que le permita jugar con el cliente".

Juan Carlos habla de la comida y se apasiona. Y parece mentira que en realidad su primer oficio fue vinculado con la electricidad. Aunque desde chico se aventuraba en la cocina ("me hacía unos crepes o una salsa bolognesa"), la decisión de ser cocinero llegó después de estar rodeado de cables y lamparitas en el negocio familiar. A los 17 años largó todo y se fue a fregar platos en un restaurante en Andorra. Tanto le gustó que empezó a buscar su lugar entre ollas...y como vemos lo consiguió.

Así, por ejemplo, me enteré que esa espuma que me sirvieron en el aperitivo (lo que ven en la cucharita de té), y que me devoré en medio microsegundo, en realidad implica un complejo proceso de elaboración de, escuchen esto, casi 20 horas! Simplificando el proceso viene a ser algo así como: primero hacen un puré de tomate, después lo congelan, una vez que está congelado lo ponen en una superficie especial (una especie de paño), y se va descongelando poquito a poco. La pulpa va quedando en el paño y las gotas de agua van cayendo (más o menos unas 14 horas). El resultado es un agua a la que se le agrega gelatina, "que es una proteína, y lo que hace es emulsionarlo" (bueno, ahi ya me perdí... no quedan rastros en mi cerebro de mis conocimientos de química del colegio secundario). Resultado final: una especie de esponja.

El aperitivo fue uno de los hits de la noche. Pero, además de la espuma, si observan bien van a ver que hay un caldo (buenísimo), con un fideo. Ese supuesto fideo, que uno podría pensar que fue comprado en el almacén de la vuelta, en realidad es otra cosa: un spaguetti de gelatina. "La idea es salir de la monotonía", me explica Juan Carlos.

Resumen de algunos de los platos del tapeo de la noche: langostinos empanados, croquetas de jamón, sopa de tomaté fría, callos a la madrileña...y sigue la lista.

Patatas bravas reversionadas. "Son las de toda la vida, pero le ponemos un poquito de diseño".

Pero volvamos a la sobremesa con Juan Carlos en la que me cuenta que todo esto es un trabajo artesanal. "Siempre digo que si no hay sentimientos, hay otros trabajos. Yo no trabajo para hacer un plato, yo trabajo para disfrutar con el plato. Lo mismo el que viene a comer. No viene para alimentarse, viene para disfrutar". Y, como si nos quedaran dudas remata: "La cocina es mi pasión".


Un capítulo aparte merece la presentación. Si ven las fotos van a poder comprobar que cada tapa venía a la mesa de una forma totalmente diferente. Y acá, una vez más, terminé de entender todo hablando con el cheff. Se sorprenderían de saber la cantidad de detalles que él busca antes de liberar un plato. Cada pote, vasija, recipiente tiene su temperatura adecuada, por ejemplo. Quizás por esto, por la obsesión por cada mínimo detalle, Juan confiesa que en su casa nunca cocina algo que lleve más de 30 minutos:"Necesito desconectar. Soy mucho de lentejas y pucheros en la olla de acero."


Como buena golosa, el final fue glorioso con dos (sí, asi como escuchan, dos), postres. El primero fue una genial crema catalana. Creo que me voy a hacer una escapada en cualquier momento solo para repetir el postre.


El postre parte II fue una opción un poquito más arriesgada. Chocolate con aceite de oliva. Pero como siempre se aprende algo nuevo en la vida, me enteré que nuestros amigos españoles andan un poco obsesionados con este tema. Ya hay cursos de cata de aceite de oliva y los restaurantes incluyen distintas versiones en sus cartas.

Resumiendo, La Plaza desembarcó en Budapest con una apuesta arriesgada. Mientras que en España hay más de 80 restaurantes que ostentan la ansiada estrella Michelin en la entrada, en Hungría hay sólo dos (Costes y Onix). Pero atentos porque Juan Carlos y equipo ya se plantearon el desafío y confiesan que no piensan parar hasta conseguir su estrella. Suerte con eso!


La Plaza Restaurant en Facebook

Las fotos del Restaurant las saqué de su página de FB. Las de la comida son mías (entre bocado y bocado) ;)

Para el que quiera chequear los precios, en la página de Facebook del Restaurant tienen las cartas y los distintos menús.

PS: Gracias a Miguel y a Juan Carlos por la invitación!

sábado, 8 de octubre de 2011

A Szentendre en bicicleta

Este año el verano europeo empezó perezoso, y se hizo rogar bastante. Pero, finalmente, decidió quedarse un poco más de la cuenta. Asi que septiembre (y principios de octubre) nos ofreció la posibilidad de seguir haciendo cosas al aire libre, y planear paseos y excursiones. Ir a Szentendre es siempre una buena experiencia, sobre todo si sabemos esquivar los espacios más turísticos, pero ir en bicicleta le suma un valor agregado y una satisfacción personal (20 kilómetros de ida, 20 de vuelta, aunque se puede partir la diferencia y hacer uno de los dos tramos en el tren de cercanías - HEV).

Entonces, si se suman a la experiencia en dos ruedas, el recorrido es bastante amigable. Primero pasan por la costa Romai (en temporada pueden hacer una parada estratégica en Fellini), y después siguen viaje. En el medio, pueden sacarse fotos con las famosas estatuas con paraguas en Obuda (la parte que más molesta del recorrido, ya que los adoquines no ofrecen el mejor terreno para pedalear). La otra parte más compleja, sobre todo si tienen una simple bicicleta de ciudad como yo, es al final. Pero siempre está bueno sumarle una cuota de mountain bike al asunto.

Pero nada sería completo sin una buena comida para recompensar el esfuerzo. Un favorito personal es Adria, un restaurante que sirve comida griega y serbia super fresca y a precios bastante razonables. Carne, ensaladas y panes calentitos, entre otras cosas. Más un lindo jardín para disfrutar cuando las temperaturas lo permiten.

Una vez que ya tengan la panza llena, pueden seguir unos metros hasta Szamos, la famosa tienda de marcipán y darle con gusto a lo dulce. Total, después tienen 20 kilómetros por delante y necesitan energía :)

Nota: El recorrido se puede adaptar a otros medios de transporte, como coche o tren. Pero ir en bicicleta es altamente recomendable. Si están de visita, eso no es excusa. Hay muchos lugares para alquilar, por ejemplo este, que tiene una buena tarifa y queda en el camino. Fijense que hay precios para residentes y no residentes, pero hay opciones desde 200 forints por hora.

En el camino, pero demasiado lindo para no postearlo...

Más sobre Szentendre, en este post del año pasado...como pasa el tiempo :)

Qué otros lugares recomiendan para ir en bicicleta desde Budapest?

Fotos: Algunas mías, otras de mi amiga Angela.

jueves, 18 de agosto de 2011

Aprendiendo húngaro: Hagamos un trato

Hace mucho que no les cuento cómo va el tema de aprender húngaro. Bueno, en resumidas cuentas, el tema va. Por momentos mejor, por momentos peor. Cada tanto sobreviene la “crisis húngara” y lo único que quiero es revolear los libros de gramática por el aire. Cada tanto también me sorprendo entendiendo nuevas palabras o pronunciando una oración entera casi sin pensar. Con el veranito, las calles se llenaron de españoles que alimentan mi sueño de que un día me levante y que el “Jó reggelt” sea “Buen día”. Pero no, de más está decir que acá sigue reinando el húngaro. Distintas situaciones de los últimos meses motivaron a que escriba este post, que está dirigido a todos los húngaros del mundo, pero sobre todo los de Budapest.


Pasados los preámbulos, entonces, húngaros queridos, les propongo lo siguiente:


Entonces sí, hagamos un trato


Por mi parte, prometo esforzarme, primero, por hablar más claro y más fuerte. Supongo que esto pasa siempre que uno empieza el proceso de comunicarse en otro idioma, pero toda la timidez que no tengo en distintos aspectos de mi vida diaria, aparece a la hora de arrancar con el magyar. Admito, entonces, que a veces no me expreso de manera clara y fuerte.
Ahora, una vez que hablo claro y fuerte, ahí no se acaba la cosa. Se viene una de las cosas más complicadas –al menos para nosotros, hispanohablantes-, que es la pronunciación. Ya les expliqué varias veces algunas de las mayores dificultades, así que no es necesario repetirlo. Ahora, muchachos, también les pido que hagan un esfuerzo ustedes y que traten de entender un poco más y darse cuenta que es casi imposible que hablemos como nativos.
Se que no están acostumbrados a que los extranjeros se adentren en su idioma (“el único que el diablo respeta”), pero también es un círculo vicioso. Ustedes no nos entienden, nosotros nos frustramos, y así todo sigue. Vamos, si pido un “szöld tea” (té verde), aunque mi “z” no resuene tanto, y mi “ö” no sea perfecta, no creo que sea tan complicado adivinarlo. Camareros húngaros! Vamos que se puede!
Esto no se aplica a todos los húngaros. Claro está. Por eso estuve desarrollando una “teoría” de las distintas categorías de respuestas de un nativo frente a un no nativo que intenta, al menos, balbucear algunas palabras magyares.


1) El primer grupo de estudio caería en lo que podríamos denominar el “Ay, que dulce”. Allí entran amigas mías como Petra o Zsuzsi, o la camarera que todas las mañanas sonríe cómplice cuando pido “capuccino sok habbal” (con mucha espuma). Para este grupo, no importa lo qué digamos o cómo lo digamos. Para ellos es suficiente el esfuerzo y todo siempre va a estar bien. Son los mismos que nos felicitarán como si hubiéramos terminado de escribir un tratado de lingüística, cuando podamos armar una oración entera sin fallarle a la gramática. Siempre estarán al pie del cañón para explicarnos cómo se dice algo. A ellos no queda más que decirles gracias, y sepan que por gente como ustedes sigo pagando mis clases todas las semanas.


2) Es hora entonces de introducir la segunda categoría. Los que podríamos denominar “los eternos correctores”. Acá hay distintas variantes. Digamos que hay “correctores con la mejor onda”, que no saben que interrumpiendo cada maldita palabra que decimos para mostrarnos nuestro error, a veces sólo genera un efecto contrario. Y también están los “correctores con un poco menos de onda”. OK muchachos, ya sabemos que mi húngaro es básico, pero si me corrigen, en un punto es porque entendieron lo que quise decir. ¿No es ese el propósito de la comunicación?


3) Y llegamos a los más temidos. A los “no te entiendo nada y tampoco me importa entenderte”. En general, los especímenes de este grupo suelen estar en posiciones claves como “camareros”, “encargados de supermercados” o “vendedores”. Sepan que ellos nunca harán un esfuerzo por entenderte y, en general, te lo demostrarán trayéndote algo exactamente opuesto a lo que deseabas. También entran en esta categoría las personas que creen que si te gritan lo suficientemente fuerte una frase inentendible para tu húngaro, terminarás develando el misterio. No señores, no es así. En general, los “no te entiendo nada y tampoco me importan” no hablan otro idioma que no sea el húngaro. O, también puede pasar, piensan que si sos extranjero hablás inglés. Otro preconcepto.


Nota al pie: de más está decir que muchas veces las categorías se mezclan y un “ay que dulce” se puede combinar con un “corrector con buena onda”. Todo dependerá del interlocutor y de nuestro grado de inspiración al momento de expresarnos.


Entonces, volvamos al trato. Si de las dos partes hacemos un esfuerzo, podremos evitar problemas. Así, la próxima vez que pregunte “Van Wi-fi?” (Hay wi-fi?) no recibiré una copa de “White wine” (está bien, ya aprendí que acá se dice “guifi” y no “guaifai”) y quizás, con más suerte, si pido “Cola jéggel” (Coca con hielo) no recibiré Coca con Jägermeister. Ups, parece que las confusiones por acá siempre tiran para el lado del alcohol.


Así doy por cerrado el trato. Bueno, al menos por mi parte. Los mantendré informados. :)


Pd: ¿Cuál es su experiencia con el proceso de aprendizaje? ¿Qué otras categorías conocen? Quizás entre todos podamos sumar algunas más…

lunes, 15 de agosto de 2011

Fellini, como ser cool a orillas del Danubio

“Un lugar para escaparse, aunque sea un rato, de la ciudad”. Asi describía, en este mismo blog pero un año atrás, un paseo por Római part. Ahí les recomendaba distintas escalas -de turismo, de gastronomía, etc- para este paseo. Todo muy lindo, si. Pero desde que conocí a Fellini cambió todo, en el mejor sentido. ¿Cómo puede ser que no haya pasado miles de domingos tirada en esta playita a orillas del Danubio tomando una cerveza belga, tirando piedritas al río o leyendo un libro?

Simplemente es genial y totalmente diferente a la oferta vecina. Mientras la mayoría de los otros bares simplemente tienen mesas que miran al agua, Fellini rescata la idea de una playa con todas las letras. Claro, a menos que tengamos un deseo de probar experiencias extremas, no vamos a poder nadar en las (para nada cristalinas) aguas del segundo río más grande de Europa. Pero nadie nos va a prohibir tomar sol en bikini y engañar a nuestra mente con unas horitas de vacaciones.


Será para diferenciarse aún más de sus vecinos, que en Fellini no se consigue el clásico fillet de merluza, pero una breve carta con sandwhiches, panqueques o tortas alimentan más que dignamenmte nuestras necesidades gourmets. Lo mismo que las cervezas belgas, incluyendo Kriek (cerveza de cereza agria, según wikipedia, que calculo que será guinda). Todo se pide directamente en la barra/carromato.
Hay algunas (pocas) mesas propiamente dichas con sillas. Para el resto se ofrecen unas amables reposeras o simplemente lonas tiradas en el piso (bien gruesas para evitar la molestia de las piedritas).


Por ahora fui solo de día, pero por lo que pude ver en las fotos de Facebook, hay fiestas nocturnas con DJs que prometen bastante y bonitas luces de colores (mi perdición, llenaría mi casa con guirnaldas lumínicas de todo tipo). Para sumar excentricidades, también incluyen un puesto para reparar bicicletas. La gente de Fellini, claro está, se lleva el galardón del lugar más cool de Romai Part. Yo que ustedes, si voy para allá, no me lo pierdo.


PD: La gente de la revista Time Out aconseja que, si van de noche, no se olviden el repelente para mosquitos.

¿Cómo llegar? Acá tienen un mapa, no se pierdan! ;)

Fotos: Fellini Római Kultúrbisztró en Facebook.

lunes, 1 de agosto de 2011

Valle de las Artes - Kapolcs

¿Me creerían si les digo que este era uno de los stands más populares del tradicional festival húngaro "El valle de las artes"?
Cultura? Libros? Música? No, nada de eso! Papas fritas en espiral. El proceso, admito, es cautivante:

lunes, 18 de julio de 2011

Mi reino por un helado de Daubner

Cuando mi amiga Petra me dijo que no, que no podía ser que viviera hace más de un año en tierras húngaras y nunca hubiera ido a Daubner, me di cuenta que era algo serio. A ver, si hay una húngara que sabe de comida, es Petra. Y su comentario me hizo pensar que definitivamente no podía decir que conocía de gastronomía local, sin haber pisado esa casa de dulces perdida por las calles de Buda.
Y cuando les digo que ella sabe del tema es porque no estamos hablando de cualquier persona que anda por ahí dando consejos sin fundamentos. No, para nada. Tanto sabe Petra de comida que en su pueblo no dudaron en pedirle que sea jurado del festival de gastronomía local. “Es que nadie puede comer tanto como yo”, se ríe ella, que tiene que ir probando plato por plato, matizando con algunas copitas de Palinka.
Volviendo a Daubner, lo primero que puedo decirles es que está afuera de tEnlaceodo recorrido turístico. Y es por eso mismo que me sorprende la cantidad de gente que lo visita. Fui dos domingos por la tarde y estaba más que lleno. Hay dos colas distintas, una para comprar helados (Petra aegura que son los mejores de Budapest), y la otra para comprar suculentas tortas y todo tipo de pogacsas (uno de mis nuevos vicios que acá se puede comprar bien calentita, recién sacada del horno). Igual no se asusten por la cantidad de gente, también hay muchos empleados y todo avanza bastante rápido. Supongo que en la semana estará más tranquilo. Ah, y respecto a los helados, mi amiga Judit, otra fanática confesa del lugar, me dio un sabio consejo que no supe escuchar a tiempo: “‘Tenés que pedir al menos tres bochas!”.

Entonces, recapitulemos. Daubner no está en el centro, no importa. Daubner tampoco tiene mesas y sillas para sentarse a disfrutar sus delicias, pero tampoco importa. Los ansiosos se apoyan en las barras o se sientan en unos bancos afuera. Los que pueden esperar más se llevan las cosas a su casa, o improvisan un picnic en la orilla del Danubio (como en mi caso, con una pareja de amigos argentinos de visita en Budapest).
Si quieren seguir el consejo experto de Petra, tiene que probar flodni, un tradicional postre judío con manzana y semillitas de amapola. Y, como el viejo dicho de “Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma”, un gris lunes por la mañana, antes de haber pisado Daubner por primera vez, Petra me recibió con un pedazo de esta torta. ¿Mejor marketing que ese? Imposible. Ya estaba mirando en el mapa a ver cómo iba a llegar!
Básicamente acá todo tiene un sabor super especial. Y lo mejor, los precios son los mismos que en cualquier cukrászda amiga. Después, no digan que no les avisé! Y si llegan a ir, avisen qué comieron asi seguimos sumando opciones.

pd: Perdón por la falta de fotos propias, pero sabrán entender que estaba entretenida con otras cosas :)

sábado, 11 de junio de 2011

Sárvár, un spa con sauna nudista

La idea original de este post era contarles un poco sobre el spa Sárvár. Bueno, lo voy a hacer, pero admito que hay un detalle que pasó a primer plano. Este enorme complejo de wellness – ubicado a unos 200 kilómetros de Budapest- además de piscinas, aguas termales y geniales espacios para los niños tiene un sauna nudista.

“Without swimsuit”, dice la pulserita de papel que habilita la entrada. El sauna nudista acá funciona como un extra y por su particularidad “al natural” está prohibido para menores de 12 años. Entonces, una vez de pagar la entrada (consejo, después de las 4 todo está a mitad de precio, por lo cual si van más temprano les conviene pagar el ticket del sauna después de esta hora), y pasar por el molinete uno se hace acreedor de una sábana blanca.
La idea de esta sábana es cubrirse. Todo suena muy bonito en la práctica, pero después de empezar la recorrida, y de ducharse o pasar por el jacuzzi, la sabanita empieza a mojarse y resulta un poco más incómoda (y reveladora) que al principio. El otro tema es que, a pesar de que es obligatorio cubrirse en las zonas de descanso, parece que muchos hombres encuentran estos pocos metros cuadrados los más liberadores de su existencia. O no se muy bien cuál será la razón, pero por algún motivo que desconozco pasan del nudismo al exhibicionismo.
Y ahí la cosa se complica un poco. Y uno empieza a pensar que tanto mejor es vivir en la ignorancia. Que hay cosas que preferiría no conocer. Pero bueno, los señores parece que están muy orgullosos de cómo Dios los trajo al mundo y quieren compartirlo con todos y todas. Asi que ahí anduve, tratando de llegar a un estado de instrospección que me permita aislarme del entorno. Y esquivando algunos espacios. Tampoco es muy simpática la idea de compartir un jacuzzi entre 4 desconocidos desnudos.

Aclaración: la foto de arriba es meramente ilustrativa y puede no corresponder con la realidad :)

Pero la experiencia extraña no se termina ahí. Mientras una anda ahí, debatiéndose entre intentar taparse con la sabanita o lanzarse a la aventura, encontramos a un señor con una de las profesiones más extravagantes que conocí en mi vida. Vamos a llamarlo, por decirle de alguna manera, “Sauna Master”. Este señor nos invita a pasar a uno de los saunas, y después de tirar agua con un olor super rico, sin más preámbulos agarra una toalla y la empieza a sacudir frente a nuestras narices. Así el aire se va humedeciendo, el calor aumenta segundo a segundo y el Master sigue revoleando la toalla con fuerza e intensidad. Interesante. Distinto, podemos decir.

Bueno, pero la verdad es que el sauna es sólo una parte de Sárvár. Es un lugar super recomendable para ir con los chicos, con unos coloridos juegos de agua de última generación, incluido geniales toboganes de agua (también para adultos, claro). Ustedes deciden, si se quedan en la zona común o se animan a dejar atrás el traje de baño. Elige tu propia aventura :)

Fotos: Sárvár en Facebook.

lunes, 23 de mayo de 2011

Por la calle III - Especial Facebook

Caminando por Budapest siempre me llevo sorpresas. Muchas de ellas las voy compartiendo en forma cotidiana en la página de Facebook de este blog (que dicho sea de paso ya suma más de 600 personas! gracias a todos!). Pero el otro día me di cuenta que la mayoría de esas imágenes no pasaron por En Budapest. Asi que aprovecho para copiarles acá algunas de estas postales, que retratan un poco el día a día de estas callecitas húngaras (algunas son fotos de celular, de ahí la baja definición). Ah, y de paso me disculpo por esta ausencia un poco prolongada por acá :)

-Una mañana en el tranvía



-"Feitas, pero deliciosas". Buena estrategia de venta en el Mercado, no?



-Curiosidades de la vida. En un café de Budapest ofrecen "Chocolate caliente argentino". Aseguran que en las pampas argentinas la bebida favorita de los chicos es la mezcla de cacao con maracuyá. ?¿



-Campaña para reducir el consumo de sal, con un salero bastante particular :)



-Sin palabras...."Querido dueño de perro! Por favor quite el excremento de su perro del espacio público. Nosotros tampoco dejamos el nuestro ahí. Saludos, el resto de las personas"



-Zona para besarse. En Pest, a orillas del Danubio



-Máquina expendedora de carnadas
(las 24 horas!)


domingo, 27 de marzo de 2011

Un fin de semana en Pécs

Parece un lugar común, y es casi lo mismo que en el post anterior del Mercado de Pulgas de Ecseri, pero hace mucho tiempo que tenía la idea de conocer la ciudad húngara de Pécs. Claro, en el 2010 se hizo más famosa cuando fue elegida como una de las tres capitales culturales europeas (junto a Estambul y Essen). ¿Qué significa eso? Una agenda ininterrumpida de actividades a lo que se sumó a una polémica por las obras arquitectónicas que supuestamente se debían terminar en tiempo y forma para estrenar el rol de anfitrión.

Pécs es una urbe multiétnica habitada por distintas minorías, y repleta de espacios al aire libre ideal para perderse entre calles, callejones y parques. En 1998 recibió el Premio de Unesco "Ciudades por la Paz" por la forma en que recibió a los exiliados de la guerra de los balcanes. Es la quinta ciudad más grande de Hungría, en el sur oeste del país, cerca del borde con Croacia. Hay muchos lugares para visitar, varios de ellos hoy patrimonio de la humanidad de Unesco, como la necrópolis cristiana. Las opciones turísticas incluyen, entre otras, la Catedral, la Universidad de Pécs (fundada en 1367 por Luis I de Hungría y la más antigua del país), la mezquita Jakovali Hassan, la Municipalidad y el Teatro Nacional de Pécs.

La ciudad alberga 160 mil habitantes y, según muchos, un clima más meditarráneo (aunque, hay que admitirlo, Hungría no es un país tan grande como para realmente disfrutar de una variedad de temperaturas). De todas maneras el fin de semana que lo visité fue el primero en que la primavera se asomó, y los días soleados y los casi 20 grados hicieron que realmente pueda conocer la ciudad (no como me pasó con Szeged y la lluvia casi constante...pero ya volveré a ir!).

"Para nuestra boda" (dice el cartelito)

Muchos edificios muestran el pasado otomano, incluido la mezquita en la plaza principal (que fue luego reconvertida en una iglesia católica). También hay una buena oferta de museos, como el de Porcelana de Zsolnay, el de Csontváry (un famoso pintor húngaro) o el de Víctor Vasarely (para muchos padre del Op Art). Entre varias opciones, elegí una exposición llamada “Los Ocho”, en el Jasus Pannonious Múzeum que exhibía la obra de un grupo de pintores húngaros de comienzos del siglo XX con influencias de artistas como Matisse o Cezanne.

Antes de viajar me habían recomendado que vaya a la antigua Torre de TV. “Un paseo totalmente retro”, me dijeron. No estaba muy convencida, pero la posibilidad de tener una vista panorámica de la ciudad, sumado a una caminata en el bosque, hicieron que cambie de opinión. Es una experienca, digamos, interesante. Aunque se puede llegar en auto, también hay un sendero de trekking en medio de la naturaleza. Salvo que en este caso no se llega a la cima de una montaña, ahí bien lejos de la civilización y rodeada de silencio introspectivo, sino a una tremenda mole de metal. Arriba de todo hay un restaurante y un bar. Mi amigo tenía razón, dudo que el lugar haya cambiado mucho desde la década del 60/70.


El año pasado se terminó de construir la autopista que une Pécs con Budapest y ahora el viaje en auto es de alrededor de 2 horas. También se puede ir en tren o en bus. ¿Conocen Pécs? ¿Qué otras cosas recomendarían de la ciudad?

Fotos: Andras Petho