sábado, 22 de enero de 2011

Doce meses


Hace un año, en enero, un día un poco más frío que este (si la memoria no me falla) apreté por primera vez el botón "publicar entrada" de este blog. Sin caer en los lugares comunes al estilo “eltiempovuela”, puedo decir que hoy me sorprendo a mi misma festejando el primer cumpleaños de En Budapest.
¡Gracias por pasar por acá durante estos doce meses! Por los mails de todo tipo, y por aquellos lectores que pude conocer en persona durante su viaje (y aquellos que casi conozco, pero “eltiempoestirano”). Por los comentarios acá y allá, por Facebook. Por sus dudas que espero haber ayudado a solucionar (recomendaciones de hoteles, restaurantes, transporte, etc). Por las titas que me trajo una lectora hasta Budapest. Por los proyectos que empezamos a pensar con otros. Bueno, por todo.
Pero no todo es aniversario en este post. Hace tiempo que vengo recopilando algunas cosas que me llaman la atención del lenguaje húngaro. Así que estos doce meses pueden ser la excusa ideal para pasar esto a papel. Fiel a la idea del blog, algunos fragmentos para armar. Espero sus ideas también!

-Algunas de mis palabras favoritas hasta el momento: kilencvenkilenc (99) / kilenvenckilenc (99) / palacsinta (panqueque!) y kiváncsi (curioso).

-Como ya sabrán el húngaro tiene la singular particularidad que no se parece casi nada a otras lenguas (algún parentesco lejano con el finlandés, algunas coincidencias con el turco, pero no mucho más). Pero así y todo hay algunas pocas palabras que se dicen igual en español y en inglés. Asi que, amigos hispanohablantes, si vienen para acá, copien esta "útil" lista: pipa / pulóver / probléma / bomba / torta. Y además hay muchos adjetivos que vienen del latín, que se dicen casi igual como egoista (acuérdense que acá la s es shhhh), idealista, szimpatikus. Más de esto acá.

-Pero a la vez no se confundan con "falsos amigos", como Aréna: que en húngaro es estadio. / Gimnázium: colegio / Kurva: prostituta.

-Si hay algo que los húngaros se enorgullecen, además del goulash y el turó rudí, es la extensa cantidad de vocablos y frases que encuentran para insultar. Hay quienes aseguran que pueden pasarse horas sin repetir ni una sola palabra. Pero bueno, una simple para nosotros es idióta. Salvo que acá, por la forma de pronunciarla con una o bien larga, parece que la persona es aún más limitada.

-Si reciben un mail con un encabezado al estilo Hola Gabi!, pero en húngaro, no piensen que la persona está contenta, eufórica, o algo así. Simplemente acá en vez de dos puntos, o de una coma (como en inglés), el encabezado es con un signo de admiración.

-Esto es sólo una idea personal, que no pude comprobar. Pero creo que la forma de darle nuevos significados a las palabras es una buena forma de aprender más sobre la cultura de un país. En este caso, pienso por ejemplo en la palabra grasa (zsír). Lo usan para decir que algo está bien, ok o cool (también usan kiraly, rey, para lo mismo). Yo creo que acá la grasa tiene un lugar privilegiado (hasta comen grasa frita: töpörtyu). En cambio en Argentina decir que algo es grasa, es que es malo, de baja calidad, etc. Puede ser no?

-La otra noche, cerveza de por medio, me enteré que mientras nosotros decimos "príncipe azul", acá en Hungría las muchachas esperan ilusionadas a su "príncipe rubio" (szőke herceg).
Lo que es igual, el que el caballo es blanco.

Bueno, eso es todo. Esperemos seguir sorprendiéndome con las palabras porque eso va a significar que sigo aprendiendo y voy por buen camino. ¿Alguna idea más? ¿Cuáles son sus palabras favoritas en magyarul?

lunes, 3 de enero de 2011

Escapadas: Recorriendo Bratislava

Hace tiempo que quería hacer un post sobre Bratislava, una escapada muy recomendable para los que pasan varios días por Budapest (está a 250 km). Aprovecho que ya escribí al respecto, y les paso un extracto de una nota que publiqué el año pasado en la Revista Rumbos de Argentina. Buen viaje!

La capital de Eslovaquia es un secreto para muchos. Lejos de los circuitos más populares, muchos viajeros llegan buscando encontrar nuevos puntos en el mapa. Bratislava también esconde una paradoja: es una de las ciudades más antiguas en cuanto a historia pero, a la vez, una de las capitales más nuevas de Europa. Una ciudad en transición, con una mezcla de pasados y presentes en cada esquina.

El Danubio parece fracturar la historia en dos. De una orilla el casco histórico, con antiguas iglesias, castillos y casonas. Del otro lado, con sólo cruzar un puente, aparecen edificios monocromáticos en bloque que recuerdan la época roja. “Una pequeña gran ciudad”, así la presentan en la Oficina de Turismo local. Y no se trata de una metáfora: con medio millón de habitantes es una de las capitales más pequeñas de Europa Central.

La historia de Eslovaquia es un fiel reflejo de la complejidad del siglo XX. En un principio parte del imperio austro-húngaro, formó un nuevo estado junto con la República Checa, después de la Primera Guerra Mundial, que duró desde 1918 hasta 1993 (a excepción de los años de la Segunda Guerra). Al finalizar la contienda, Checoslovaquia pasó a formar parte del régimen comunista, hasta la Revolución de Terciopelo y la caída de la Cortina de Hierro en 1999. Se independizó como país en 1993 y poco a poco va pisando más fuerte en la Unión Europea.

Itinerario. Bratislava y Viena (a sólo 60 kilómetros entre sí) hoy tienen convenios de cooperación que las convierten en ciudades gemelas. Además ambas forman un particular récord: son las dos capitales más cercanas entre sí en el mundo (sin contar Roma y el Vaticano). Ubicadas a orillas del Danubio, también se las puede unir por barco y hasta alojarse en alguno de los tres boteles (hoteles sobre el agua).

El castillo de Bratislava, en lo alto de una colina rocosa, es uno de los símbolos inequívocos de la ciudad. Otro de los lugares más turísticos es la Catedral de San Martín, una iglesia gótica del siglo XV en la cual once reyes húngaros y ocho consortes fueron coronados entre 1563 a 1830.
El Nuevo Puente, construido entre 1967 y 1972, cuenta con una torre de 95 metros de alto con una construcción en la cima emulando un plato volador. En su interior funciona el restaurant UFO (ovni en inglés). Después de subir 430 escalones (o un ascensor que completa el trayecto en 45 segundos), se accede a un espacio con una de las mejores vistas panorámicas. Los precios también son elevados, ya que es uno de los restaurantes más famosos.

Una de las grandes atracciones son las singulares estatuas que pueblan las calles históricas (por ejemplo la única que sale de una alcantarilla). En plan curiosidades también se puede pasar por la casa más angosta de Europa Central, en la calle Michaslká y con una fachada de sólo 130 cm.

Mirada. Lucy Mallows es una periodista de viajes y fotógrafa británica que escribió la primera guía inglesa sobre “la maravillosa, no descubierta y no debidamente valorada Bratislava”, editada por Bradt Guides (conocida por escribir sobre ciudades por fuera del circuito tradicional). “Me gusta el hecho de que Bratislava siempre está en las sombras de Praga, a veces es como un 'secreto' que sólo algunos viajeros conocemos. Pero también es molesta la sensación de desconocimiento. Mucha gente me pregunta '¿Es en Rumania?' o '¿Es la capital de Eslovenia?'”, detalla.
“Casi todas las guías le reservan a Eslovaquia y Bratislava sólo algunas páginas al final del ejemplar de República Checa. Mi idea era mostrarle al mundo lo que se estaban perdiendo”, se queja. “Para alguien que nunca ha estado en Bratislava, la describiría como un perfecto recreo de fin de semana. La Ciudad Vieja ha sido restaurada y recuperó su vieja gloria y sus calles peatonales, llenas de cafés, bares y restaurantes totalmente amigables con los turistas. Bratislava tiene el tamaño perfecto para recorrerla a pie, con muchos lugares para parar a disfrutar un café con una torta o la famosa cerveza eslovaca Zlaty Bazant. Cuando llega la primavera los camareros sacan las mesas afuera y la ciudad tiene una atmósfera casi mediterránea”.

Bratislava es una ciudad ecléctica: es una urbe moderna que poco a poco está pisando más fuerte en cuanto a eventos artísticos y culturales. Pero también es un fiel exponente del pasado y un paraíso del turismo arquitectónico. Un lugar en el que aun se puede vivir el silencio y la calma de una “pequeña gran ciudad”.


Fotos: Andras Petho